Gente flaca con la salud precaria de un obeso: así se reconoce a un ‘falso delgado’
Te miras al espejo y las costillas se te marcan, la clavícula sobresale tanto que podrías quedar la primera en alguno de los demenciales challenges que circulan por la red. Estás definitivamente delgada.
De pequeña, tu abuela te inflaba a macarrones, pero nada; toda tu vida más flaca que un palillo. Ahora comes hamburguesas tres veces por semana, devoras bocadillos tamaño XXL mientras ves a tus compañeros de curro sufrir a base de ensaladas, los noodles y la comida precocinada son uno de los pilares fundamentales de tu dieta pero sigues siendo la envidia de tus amigas por tu cuerpo libre de grasa.
Sin embargo, sabes mejor que nadie que no te encuentras del todo bien. Que tu estado físico no es lo que se dice ideal. Que estar delgado no es sinónimo de estar sano.
Un día vas a que te mire el médico y te sorprende con un diagnóstico general que no esperabas: tu estado de salud se acerca más al de una persona con obesidad mórbida que al de alguien sano.
Si la situación descrita arriba te suena, quizás pertenezcas al grupo de los conocidos como “falsos delgados”. Personas que tienen un peso normal de acuerdo con su estatura pero que presentan características relacionadas con la obesidad, como deposición de grasa visceral, riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o una mayor posibilidad de padecer diabetes mellitus tipo 2.
Esta enfermedad está provocada por una dieta desequilibrada, rica en grasas, con exceso de azúcares sencillos y una actividad física muy limitada. Pese a que se estima que el 20% de la población mundial podría encajar en esta categoría, la ‘obesidad normopeso’ —ese es su nombre científico— es muy difícil de diagnosticar. Esto se debe a que no hay signos evidentes de sobrepeso u obesidad e incluso los análisis devuelven valores correctos.
Por todo esto, científicos del grupo de investigación en Nutrigenómica y Obesidad de la Universidad de las Illes Balears llevan años trabajando para encontrar biomarcadores que sirvan para descubrir si tenemos riesgo de convertirnos en «falsos delgados».
Se cree que el 20% de la población mundial podría pertenecer al fenotipo «falso delgado»
Qué define a un ‘falso delgado’
Los científicos, liderados por Andreu Palou y Paula Oliver, han descubierto que el fenotipo falso delgado va asociado a un hígado graso, sin que por ello se de un aumento de colesterol o triglicéridos en sangre. Esto es muy peligroso ya que la grasa anómala en el hígado va de la mano de enfermedades hepáticas y metabólicas.
El estudio, realizado con roedores, ha averiguado que la ingesta de una dieta desequilibrada rica en grasas incrementa una proteína en el hígado de los ratones con el fenotipo “falso delgado”. La proteína, la KRT23, ha sido descrita como marcador de enfermedad hepática en humanos.
Además, los investigadores han conseguido aprovechar el análisis de expresión génica para analizar las conocidas como células mononucleares de sangre periférica, una parte de las células de la sangre muy fáciles de obtener pero que servirían para monitorizar las desviaciones de salud en los animales “falsos delgados”. En concreto, el aumento del gen CPT1A en estas células de la sangre podría predecir problemas como la resistencia a la insulina o el hígado graso.
Aunque de momento no se ha probado con humanos, los científicos esperan poder utilizar muy pronto estos sistemas para diagnosticar más fácilmente a todos los obesos que se esconden en los cuerpos planos, las mejillas hundidas y los huesos que sobresalen. Su salud está en juego. Y puede que algún que otro estereotipo corporal también.